sábado, 19 de julio de 2014

Actividad foresto-industrial, una alternativa rentable para Mendoza


Por Ing. Alberto Calderón y Juan Bustamante - Facultad de Ciencias Agrarias - UNCuyo

La actual crisis que afecta a numerosos sectores de la producción agropecuaria en nuestra provincia hace resurgir la posibilidad de plantear otras alternativas productivas, y entre ellas se destaca la foresto-industria como una de las de mayor potencialidad.

La forestación en nuestra provincia, especialmente con álamos, tiene una larga y destacada historia, a partir del uso de cortinas forestales como protección contra el viento y el frío y en paralelo el uso de la madera generada como materia prima para la confección de diversos tipos de embalajes que la misma producción frutihortícola utiliza.

A esta utilización, que podemos llamar tradicional, se le han sumado en los últimos tiempos otros usos y actualmente las industrias madereras instaladas en nuestra provincia demandan por ello una mayor y mejor calidad de madera de álamo y de otras especies forestales. 

Esta necesidad nos brinda la oportunidad de analizar entonces la producción forestal como una alternativa productiva no solo complementaria de la producción agropecuaria sino también pensada en la obtención de nuevos productos derivados de la madera que permitan además alcanzar un mayor valor agregado.

La cadena foresto-industrial es una de las cadenas de valor consideradas claves a nivel nacional en el Plan Estratégico Nacional 2020, y se pretende, a través de determinadas acciones de fomento, impulsar esta actividad. 

Se ha destacado en este plan la importancia del sector en relación a su aporte al PBI nacional y a la generación de empleos, entre otros aspectos, y se está llevando a cabo una serie de acciones a fin de informar y concientizar sobre los beneficios que brinda la madera como material de construcción de viviendas y muebles.

En Mendoza se están desarrollando a un ritmo que aún podemos considerar lento, una serie de avances en la implementación de tecnología para el cultivo del álamo a fin de mejorar su productividad y calidad, y por ende su rentabilidad. 

Se está incorporando el riego presurizado (fundamentalmente por goteo) y el riego por caudal discontinuo, para favorecer una mayor eficiencia en el uso del recurso agua, además de la incorporación de fertilizaciones, nuevas experiencias de control químico de malezas, una mayor difusión de la práctica de poda tecnológica de los árboles para lograr madera libre de nudos, entre otros avances.

Desde ya que la forestación como toda actividad productiva tiene sus ventajas y desventajas comparativas.

Entre las primeras podemos mencionar que se trata de un cultivo plurianual que no es afectado mayormente por inclemencias climáticas como granizo, vientos y heladas, su producto final (madera) es no perecedero y por ello puede “cosecharse” en cualquier época del año en la medida de las necesidades y buscando el momento del mejor precio del mercado. Requiere, comparado con la mayoría de los cultivos agrícolas tradicionales, una menor inversión inicial y un menor costo anual de mantenimiento. 

Además, se encuentran vigentes leyes de promoción muy atractivas de la actividad, como la 25.080 que prevé un aporte monetario no reembolsable para las tareas de plantación, mantenimiento los dos primeros años, poda, manejo de rebrotes y raleos.

La mayor desventaja que se le atribuye es el tiempo necesario  para su primera “cosecha”. En nuestra zona para álamos se necesita desde 8 a 12 años, dependiendo de cada objetivo y situación en particular, para el recupero de la inversión; aunque este tiempo puede acortarse ya que de acuerdo a las distancias de plantación utilizadas este cultivo permite realizar una serie de otros cultivos agrícolas consociados y también pasturas para ensilado o consumo directo por parte de ganado. En este caso con precauciones de acuerdo a la edad del forestal y del tipo de ganado considerado.

En virtud de estas breves consideraciones, estamos en condiciones de afirmar que la actividad foresto-industrial puede convertirse en una alternativa válida para la región, brindando márgenes de rentabilidad que, abarcando todo el ciclo del cultivo, nada tienen que envidiar a los cultivos más tradicionales de la provincia.