Por Ing. Alberto Calderón y Juan Bustamante -
Facultad de Ciencias Agrarias - UNCuyo
La actual crisis que afecta a numerosos sectores de
la producción agropecuaria en nuestra provincia hace resurgir la posibilidad de
plantear otras alternativas productivas, y entre ellas se destaca la
foresto-industria como una de las de mayor potencialidad.
La forestación en nuestra provincia, especialmente
con álamos, tiene una larga y destacada historia, a partir del uso de cortinas
forestales como protección contra el viento y el frío y en paralelo el uso de
la madera generada como materia prima para la confección de diversos tipos de
embalajes que la misma producción frutihortícola utiliza.
A esta utilización, que podemos llamar tradicional, se le han sumado en los
últimos tiempos otros usos y actualmente las industrias madereras instaladas en
nuestra provincia demandan por ello una mayor y mejor calidad de madera de
álamo y de otras especies forestales.
Esta necesidad nos brinda la oportunidad de analizar entonces la producción
forestal como una alternativa productiva no solo complementaria de la producción
agropecuaria sino también pensada en la obtención de nuevos productos derivados
de la madera que permitan además alcanzar un mayor valor agregado.
La cadena foresto-industrial es una de las cadenas de valor consideradas claves
a nivel nacional en el Plan Estratégico Nacional 2020, y se pretende, a través
de determinadas acciones de fomento, impulsar esta actividad.
Se ha destacado en este plan la importancia del sector en relación a su aporte
al PBI nacional y a la generación de empleos, entre otros aspectos, y se está
llevando a cabo una serie de acciones a fin de informar y concientizar sobre
los beneficios que brinda la madera como material de construcción de viviendas
y muebles.
En Mendoza se están desarrollando a un ritmo que aún podemos considerar lento,
una serie de avances en la implementación de tecnología para el cultivo del
álamo a fin de mejorar su productividad y calidad, y por ende su
rentabilidad.
Se está incorporando el riego presurizado (fundamentalmente por goteo) y el
riego por caudal discontinuo, para favorecer una mayor eficiencia en el uso del
recurso agua, además de la incorporación de fertilizaciones, nuevas
experiencias de control químico de malezas, una mayor difusión de la práctica
de poda tecnológica de los árboles para lograr madera libre de nudos, entre
otros avances.
Desde ya que la forestación como toda actividad productiva tiene sus ventajas y
desventajas comparativas.
Entre las primeras podemos mencionar que se trata de un cultivo plurianual que
no es afectado mayormente por inclemencias climáticas como granizo, vientos y
heladas, su producto final (madera) es no perecedero y por ello puede
“cosecharse” en cualquier época del año en la medida de las necesidades y
buscando el momento del mejor precio del mercado. Requiere, comparado con la
mayoría de los cultivos agrícolas tradicionales, una menor inversión inicial y
un menor costo anual de mantenimiento.
Además, se encuentran vigentes leyes de promoción muy atractivas de la
actividad, como la 25.080 que prevé un aporte monetario no reembolsable para
las tareas de plantación, mantenimiento los dos primeros años, poda, manejo de
rebrotes y raleos.
La mayor desventaja que se le atribuye es el tiempo necesario para su
primera “cosecha”. En nuestra zona para álamos se necesita desde 8 a 12 años,
dependiendo de cada objetivo y situación en particular, para el recupero de la
inversión; aunque este tiempo puede acortarse ya que de acuerdo a las
distancias de plantación utilizadas este cultivo permite realizar una serie de otros
cultivos agrícolas consociados y también pasturas para ensilado o consumo
directo por parte de ganado. En este caso con precauciones de acuerdo a la edad
del forestal y del tipo de ganado considerado.
En virtud de estas breves consideraciones, estamos en condiciones de afirmar
que la actividad foresto-industrial puede convertirse en una alternativa válida
para la región, brindando márgenes de rentabilidad que, abarcando todo el ciclo
del cultivo, nada tienen que envidiar a los cultivos más tradicionales de la
provincia.
Fuente: Diario los Andes. 19/7/2014