Las conclusiones a las que arribó la denominada Mesa Forestal provincial, por un lado, dejaron registrado el déficit de materia prima que tiene la industria local de la madera; por el otro, los obstáculos que han venido frenando el avance de la producción primaria en la provincia. El mayor inconveniente se centra en el hecho de que la actividad forestal no está reconocida como una oportunidad de negocio, razón por la cual muchas hectáreas que estaban destinadas a bosques fueron derivadas a la agricultura o a la implantación de viñedos.
La cuestión es de alcance nacional y ha sido tenida en cuenta por las autoridades correspondientes, que impulsaron en 2006 una investigación forestal para lo cual la Secretaría de Agricultura y Ganadería dispuso de un crédito otorgado por el BID de 150 millones de dólares para la investigación y desarrollo de la forestación en todo el país.
La decisión surgió luego de un estudio realizado por especialistas, en el que se determinó que la Argentina posee ventajas comparativas sumamente aprovechables para el fomento de la actividad forestal, afirmando en ese sentido que una serie de aspectos favorecen esa posibilidad, como la variedad de climas, que permite la diversificación de los cultivos en función de los requerimientos de las industrias; que las tierras poseen suelos de excelente aptitud para implantar especies de rápido crecimiento; que no existen plagas ni enfermedades típicas en ese tipo de producción y que se cuenta con un know how tecnológico fruto de años de investigación en el sector, que no está siendo utilizado.
En el caso específico de Mendoza, el ex senador Vicente Russo presentó un proyecto de ley impulsando la creación de un Instituto de Desarrollo Forestal para la provincia que actuaría como sociedad de economía mixta, con participación estatal mayoritaria.
Hace hincapié en los aspectos ambientales, económicos y sociales indicando, entre otros aspectos, que en Mendoza, si bien no se cuenta con mayores datos, prácticamente se ha llegado a la extinción total de los bosques primarios de algarrobo, con la consiguiente degradación de la calidad de vida de las comunidades que dependían de esos recursos. Agrega que la forestación y la reforestación figuran entre los métodos más eficaces para contrarrestarla.
Luego de señalar que la forestación aumenta la capacidad de infiltración y disminuye la posibilidad de caudales torrenciales, por lo que contribuirían a la problemática aluvional, hace referencia al plano económico, indicando que en Mendoza funcionan 400 empresas relacionadas con la cadena productiva de la madera, lo que significa un 13% del total de empresas locales, ocupando alrededor de 3 mil empleados, que son más del 1,2% del total de mano de obra ocupada por la industria de la madera a nivel nacional. El proyecto fue aprobado en la Cámara alta y se encuentra en Diputados para su estudio.
Se cuenta, entonces, con un diagnóstico claro, a nivel local y nacional, de lo que sucede con la actividad forestal. Hay políticas de promoción para el cultivo de bosques mediante subsidios, aunque resultaría necesaria una mayor celeridad en su otorgamiento, que actualmente demora entre 2 y 3 años y hasta existe una iniciativa para la creación de un Instituto de Desarrollo Forestal en la provincia.
Estos elementos se concatenan para que el desarrollo forestal en Mendoza pueda alcanzarse. Quizás haga falta mayor publicidad a esas virtudes para poder aprovechar las miles de hectáreas que hoy se encuentran sin cultivar y que podrían destinarse a una actividad que ampliaría las posibilidades económicas de la provincia.
Fuente: Diario Los Andes Edición Impresa: miércoles, 11 de abril de 2012 http://www.losandes.com.ar/notas/2012/4/11/impulso-actividad-forestal-635415.asp