lunes, 12 de marzo de 2012

Buscan impulsar la producción forestal

Mientras los aserraderos locales están trabajando al 60% de la capacidad instalada por falta de materia prima, el cultivo de bosques de álamos sigue sin despegar. La rentabilidad es escasa comparada con la de otras producciones. 
Buscan impulsar la producción forestalLa creación de un fideicomiso para acortar los plazos de liquidación de subsidios nacionales; un programa de implantación de cortinas forestales en explotaciones agrícolas y la capacitación de operarios de establecimientos de producción primaria e industrial, se perfilan como las primeras acciones concretas para tratar de impulsar la producción forestal en Mendoza.

Las definiciones surgieron de la Mesa Forestal provincial que sesionó esta semana, donde quedaron expuestos, por un lado, el déficit de materia prima que tiene la industria local de la madera y los principales obstáculos que han venido frenando el avance de la producción primaria en la provincia.

Un informe elaborado por la técnica regional (Cuyo) de la Dirección de Producción Forestal del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Ing. Agr. Natalia Naves, advierte que el problema central es que “la actividad forestal no está reconocida como una oportunidad de negocio”, lo que determina el descrédito de la actividad, la baja producción de madera (lo que se traduce en una oferta acotada) y la baja tasa de reforestación.

Baja rentabilidad

El productor Pedro Toso, de El Capacho SA, coincide en que la falta de despegue de la actividad tiene que ver con “la baja rentabilidad (del negocio forestal) comparada con la de otros cultivos como los de vid u hortalizas, con los que no puede llegar a competir económicamente”.

Admite que, en buena medida, ésa es la razón que indujo la decisión de disminuir sensiblemente el área cultivada con bosques en su propiedad de San Carlos, que se redujo de más de 200 hectáreas, como promedio histórico, a las 70 u 80 actuales.

Además de producir álamos para madera, la actividad desarrollada en el establecimiento situado en el distrito El Capacho, incluye un vivero forestal y la producción de vid y hortalizas para consumo y de girasol para semilla. Están en un proceso de reconversión del uso de tierras. “Algunas que estaban destinadas a forestación las hemos pasado a horticultura, y otros sectores de la finca las vamos a destinar a forestación”, explica el empresario; pero no cree que vayan a recuperar, por ahora, aquellos niveles históricos de producción forestal.
Promoción a medias

Esta situación no ha podido resolverse, inclusive, mediante políticas de promoción. Desde hace muchos años, la Nación promueve el cultivo de bosques mediante subsidios. Pero esto no ha impactado significativamente -al menos en Mendoza- en términos de una mayor área implantada. Es que la liquidación de esos subsidios se demora, en el mejor de los casos, entre 2 y 3 años.

Desde la Asociación de Empresarios Madereros y Afines (ADEMA), el gerente de la entidad, Lic. Carlos Daparo, revela que “hemos planteado al Gobierno de la Provincia la necesidad de acortar los plazos de liquidación de los subsidios que otorga la Nación a los forestadotes” y de “disponer algún mecanismo, ya sea a través del Fondo para la Transformación o mediante un fideicomiso, para adelantar este subsidio al productor, para incentivar la forestación”.

El subsecretario de Agricultura, Ganadería y Alimentos de la Provincia, Ing. Agr. Cristian Correa,  admite la necesidad de reducir los tiempos de reintegro de las inversiones (no menos de $ 5.000 por hectárea) contemplado en la Ley nacional de fomento al sector. En ese sentido, revela que “estamos proponiendo la conformación de un fideicomiso (constituido con fondos del presupuesto provincial) que haga el desembolso, una vez realizada la certificación de la plantación”.


Hay demanda

Lo llamativo es que la madera es un bien cuya demanda no está satisfecha en la provincia. Daparo ve con preocupación la muy acotada oferta de álamo.  “En la provincia de Mendoza -explica- existen alrededor de 150 aserraderos, que producen cajones (para productos agrícolas) y pulgadas para el sector de la construcción (esto es tirantes, tablas para marcos y para encofrado); sin considerar el álamo que se tritura para fabricar aglomerado, que hay una sola empresa que lo hace en Mendoza”.

Para dimensionar el faltante, señala que “en la provincia se producen hoy alrededor de 6.000.000 de cajones y tenemos capacidad para producir casi 10.000.000, pero falta materia prima”. Estima que “se está talando un promedio de entre 500 y 600 hectáreas  por año, y hay capacidad para procesar el producido de 800 a 1.000 ha/año” por lo que ese segmento de la industria “tiene ociosa cerca del 40% de la capacidad instalada”.

Este problema se ha acentuado en los últimos dos o tres años. “No hay álamo y la discusión  está siempre puesta sobre  el precio que pone el forestador que dicen es muy alto y el precio que quiere pagar el industrial que es muy bajo”.

El gerente de ADEMA comenta que “el sector industrial necesita madera de muy buena calidad, para producir una reconversión de su producto”. Revela en ese sentido que desde la entidad están trabajando a favor de “una reconversión de los aserraderos, para que no sólo produzcan cajones y pulgadas, sino también poder incorporar otros productos”.

Señala que “hoy Mendoza importa entre el 85% y el 90% de la madera con la que se hacen los bienes finales (concretamente los muebles) y el álamo se podría utilizar perfectamente para fabricarlos; pero hoy es mucho más barato traer pino de Misiones que comprar álamo en la provincia de Mendoza. Se esperanza en que “esta Mesa Forestal quizás sirva para abordar también estos temas”.

Institucionalidad

También Pedro Toso confía en que, “en la medida que la Mesa Forestal pueda constituirse en un ámbito donde se alcancen acuerdos entre los distintos sectores de la cadena, los problemas de rentabilidad se podrían empezar a corregir”. Señala que “la realidad, hasta ahora, es que nunca habían estado relacionados el productor primario con los aserraderos; cada uno ha visto su negocio en forma aislada y no como eslabones de una cadena donde se debería trabajar integralmente”.

Sobre este punto, precisamente, el subsecretario Correa destaca el rol de la Mesa como “un espacio de articulación entre el sector público y el privado”. Se muestra permeable, inclusive, a buscar algún mecanismo que garantice su institucionalidad. Ese fue su compromiso durante la reunión de esta semana en Ciencias Agrarias.

Este es, precisamente, uno de los planteos del sector industrial. En este sentido, Daparo recuerda que “desde hace más de cinco años se viene pregonando, desde ADEMA, la necesidad de articular las políticas forestales de largo plazo y darles institucionalidad; por lo que la puesta en marcha de la Mesa Forestal es un buen intento, que deberá terminar seguramente en algún organismo público-privado”.

Por eso desde la Industria promueven la creación de un Instituto de Desarrollo Forestal, una iniciativa llegada en su momento a la Legislatura en la forma de proyecto de Ley que desde hace dos años tiene sanción de la Cámara de Senadores, pero que “no hemos logrado destrabarlo en la Cámara de Diputados” se lamenta el ejecutivo de la Asociación.


Fuente: Los Andes