La Secretaría de Ambiente comenzó la entrega de unas 60.000 estacas de álamos a productores de San Martín, quienes las usarán para armar cortinas forestales en sus fincas, con la idea de mitigar las consecuencias que generan en los cultivos, los fuertes vientos y las heladas.
La tarea forma parte del Plan Forestal Provincial y beneficia a más de 70 productores del departamento, que se encargarán de plantar y también de regar los álamos, para garantizar así su crecimiento.
"Tenemos algo más de 300.000 estacas para repartir este año en la provincia y eso es gracias a un trabajo conjunto con el ministro Marcelo Barg (de Agroindustria), con la Facultad de Agronomía y con la gente de Contingencias Climáticas", comentó Marcos Zandomeni, secretario de Ambiente y agregó: "En el caso de San Martín hablamos de que suman 120 kilómetros de cortinas forestales, que ayudan a que disminuyan los efectos de los vientos y de las heladas en los cultivos".
Para la provincia, el socio estratégico que puede garantizar el éxito de este plan es el productor, que se encargará de las principales tareas: hacer los pozos, plantarlos y regarlos. "Lo más complejo de cualquier plan forestal es el riego y acá tenemos la colaboración en esa tarea de los mismos productores que reciben las estacas de álamos", comentó Zandomeni.
Según datos de la Secretaría de Ambiente, Mendoza tiene, sin contar las plantas en producción, 4,5 millones de árboles entre las zonas urbana y rural, a lo que el gobierno piensa sumarle un millón más en el lapso de cuatro años.
- ¿Por qué se da este tipo de planes forestales y, al mismo tiempo, la tala de centenares de árboles que a orillas de los caminos, se secan sin remedio por falta de riego?
- El Plan Forestal Provincial se originó precisamente por este problema, el de los árboles que se secan -comentó Zandomeni.
Según el funcionario, hace un año se reunieron en el Este los cinco municipios de la región, junto con Vialidad provincial, Irrigación y el IPV. "Estos son los actores principales y con ellos hemos armado el plan forestal, pero también estamos apelando a los vecinos, que no puede correr la vista y deben regar aquellos árboles que tienen cerca".
Zandomeni admitió que suele ocurrir que cuando una empresa construye un camino, por ejemplo, planta una cantidad determinada de árboles, estipulada en un pliego, sin tener en cuenta si el riego llega hasta el lugar. Así, muchas veces las plantas se secan sin llegar siquiera a crecer.
Ejemplos de talas de árboles secos hay muchos, uno de los más graves lo reflejó Los Andes en 2011, cuando informó que la millonaria impermeabilización del canal Reducción-Los Andes (que riega 13.000 hectáreas de cinco distritos de Rivadavia) ocasionó la muerte de unos mil álamos ubicados cerca del canal, que tras la impermeabilización se quedaron sin agua, porque nadie previó un sistema de riego para esas plantas.
"Impermeabilizar un canal tiene el beneficio de que el agua ya no se filtra antes de llegar a los cultivos, pero hay un perjuicio y es que el árbol cercano no tiene más agua", comentó Zandomeni y cerró: "Lo que estamos haciendo con Irrigación y para evitar este tipo de problemas, es que en el estudio de impacto ambiental de una obra de este tipo, se indique cuántos árboles se van a erradicar y también cuántos van a quedar sin riego, cosa que antes no se pedía. Con ese dato, la empresa constructora debe plantar los árboles de reemplazo en algún lugar aledaño, donde sí haya humedad y exista riego".
La tarea forma parte del Plan Forestal Provincial y beneficia a más de 70 productores del departamento, que se encargarán de plantar y también de regar los álamos, para garantizar así su crecimiento.
"Tenemos algo más de 300.000 estacas para repartir este año en la provincia y eso es gracias a un trabajo conjunto con el ministro Marcelo Barg (de Agroindustria), con la Facultad de Agronomía y con la gente de Contingencias Climáticas", comentó Marcos Zandomeni, secretario de Ambiente y agregó: "En el caso de San Martín hablamos de que suman 120 kilómetros de cortinas forestales, que ayudan a que disminuyan los efectos de los vientos y de las heladas en los cultivos".
Para la provincia, el socio estratégico que puede garantizar el éxito de este plan es el productor, que se encargará de las principales tareas: hacer los pozos, plantarlos y regarlos. "Lo más complejo de cualquier plan forestal es el riego y acá tenemos la colaboración en esa tarea de los mismos productores que reciben las estacas de álamos", comentó Zandomeni.
Según datos de la Secretaría de Ambiente, Mendoza tiene, sin contar las plantas en producción, 4,5 millones de árboles entre las zonas urbana y rural, a lo que el gobierno piensa sumarle un millón más en el lapso de cuatro años.
- ¿Por qué se da este tipo de planes forestales y, al mismo tiempo, la tala de centenares de árboles que a orillas de los caminos, se secan sin remedio por falta de riego?
- El Plan Forestal Provincial se originó precisamente por este problema, el de los árboles que se secan -comentó Zandomeni.
Según el funcionario, hace un año se reunieron en el Este los cinco municipios de la región, junto con Vialidad provincial, Irrigación y el IPV. "Estos son los actores principales y con ellos hemos armado el plan forestal, pero también estamos apelando a los vecinos, que no puede correr la vista y deben regar aquellos árboles que tienen cerca".
Zandomeni admitió que suele ocurrir que cuando una empresa construye un camino, por ejemplo, planta una cantidad determinada de árboles, estipulada en un pliego, sin tener en cuenta si el riego llega hasta el lugar. Así, muchas veces las plantas se secan sin llegar siquiera a crecer.
Ejemplos de talas de árboles secos hay muchos, uno de los más graves lo reflejó Los Andes en 2011, cuando informó que la millonaria impermeabilización del canal Reducción-Los Andes (que riega 13.000 hectáreas de cinco distritos de Rivadavia) ocasionó la muerte de unos mil álamos ubicados cerca del canal, que tras la impermeabilización se quedaron sin agua, porque nadie previó un sistema de riego para esas plantas.
"Impermeabilizar un canal tiene el beneficio de que el agua ya no se filtra antes de llegar a los cultivos, pero hay un perjuicio y es que el árbol cercano no tiene más agua", comentó Zandomeni y cerró: "Lo que estamos haciendo con Irrigación y para evitar este tipo de problemas, es que en el estudio de impacto ambiental de una obra de este tipo, se indique cuántos árboles se van a erradicar y también cuántos van a quedar sin riego, cosa que antes no se pedía. Con ese dato, la empresa constructora debe plantar los árboles de reemplazo en algún lugar aledaño, donde sí haya humedad y exista riego".
Fuente: Los Andes