lunes, 5 de noviembre de 2012

Alternativas forestales para Mendoza

Impulsarán la producción de biomasa para obtener energía alternativa

Especialistas estiman que en Mendoza los agroenergéticos no serán económicamente viables mientras se mantenga relativamente bajo el precio internacional del petróleo.



Impulsarán la producción de  biomasa para obtener energía alternativa
2015. Esperan triplicar la participación de la biomasa en la matriz energética.

 
El lanzamiento a nivel nacional del proyecto Probiomasa, volvió la vista hacia las políticas públicas orientadas a promover fuentes de energía alternativas a la hidrocarburífera que, por ahora, explica el origen del mayor caudal energético que consume el país y el mundo. Pero también hacia las regiones extrapampeanas (como la que integra Mendoza) y sus posibilidades concretas de avanzar en el desarrollo de cultivos con el propósito específico de generar bioenergía, en general.

Al presentar la iniciativa, el ministro de Agricultura de la Nación, Norberto Yauhar, aseguró que permitirá transformar la matriz energética nacional, a partir del aprovechamiento de los residuos forestales, de cosecha y la excreta animal, para transformarlos en biogas y otras boenergías. El proyecto, expuesto en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, fue desarrollado en forma conjunta con el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios y la Secretaría de Energía, con la asistencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
"La generación de energía vinculada a la producción de alimentos y a los desarrollos científico-tecnológicos son centrales para el mundo actual. Argentina cuenta con estas tres variables y tiene hoy la mejor de las oportunidades de avanzar en estas nuevas herramientas de crecimiento", destacó el funcionario. Y agregó que "es muy importante comenzar a trabajar en alternativas de autoabastecimiento energético para asegurar a la sociedad un creciente suministro de energía renovable, limpia, confiable y competitiva".


Objetivos ambiciosos

Con el avance de este proyecto, el Gobierno aspira a triplicar, para el año 2015, la participación de la biomasa en la matriz energética nacional, llevándola del 3,5% actual al 10%. Ello obligará a aumentar el uso anual de residuos en 12 millones de toneladas, con lo que espera lograr un ahorro anual de 9.200 millones de pesos por sustitución de combustibles fósiles importados.
De cumplirse esos objetivos, se movilizarían inversiones por 3.500 millones de pesos y se generarían 600.000 nuevos puestos de trabajo, según las proyecciones oficiales.
Asimismo, se espera diversificar la producción, aumentar la rentabilidad y mejorar la productividad de las actividades agropecuarias, forestales y de sus industrias asociadas (incluidas las de las economías regionales), mediante el aprovechamiento de los subproductos (biomasa) para la producción de energía.

Para lograrlo trabajarán sobre tres ejes: alinear estrategias bioenergéticas provinciales con las políticas energéticas nacionales; establecer proyectos bioenergéticos sostenibles y concientizar a la sociedad sobre las ventajas de su uso.


La realidad regional

Mendoza -y la región cuyana en general- no puede competir por razones agroecológicas con la capacidad productiva de la región pampeana (y algunas otras consideradas marginales) que tiene a la soja por buque insignia. Las posibilidades de producir agroenergéticos están dadas en Mendoza, y con aceptables resultados, desde lo agronómico. Pero la relativamente acotada extensión de las explotaciones, los accidentes del terreno impuestos por el sistema de riego, y la lejanía de los centros de industrialización constituyen -entre otras- desventajas competitivas frente a otras regiones del país.

"En el fondo es un problema económico, porque mientras el precio de petróleo se mantenga en los niveles actuales, en una región como la nuestra no será negocio", dice el Ing. Jorge Núñez Mc Leod, director de la Maestría en Ingeniería en la Facultad de Ingeniería de la UNCuyo e investigador del Conicet. Núñez Mc Leod, quien dirigió el Programa de Bioenergía de la Universidad (que se extendió por más de 4 años, hasta mediados de 2011) reveló que hacia el final de ese programa incorporaron una línea de investigación básica sobre el uso de biomasa, que siguió su curso en forma independiente. "El resto de los proyectos que formaban parte del programa, eran a escala producción, con lo cual el ámbito de relevancia de los resultados fue muy diferente".

Ese programa se desarrolló mediante la interacción de tres unidades académicas: la Facultad de Ciencias Agrarias (en Luján de Cuyo); la Facultad de Ciencias Aplicadas a la Industria (en San Rafael) y la Facultad de Ingeniería (en Mendoza). Incluyó varias líneas de trabajo sobre cultivos energéticos; otras sobre biocombustibles. Una para la obtención de alcohol a través del topinambur; tres alternativas para producir biodiesel -colza, girasol y jatropha- y la que apuntaba a estudiar la producción de energía a partir de biomasa forestal.


Algunas conclusiones

Esos cuatro años de investigación sobre los agroenergéticos, dejaron conclusiones que son comunes a algunas de las especies estudiadas. Los factores que en mayor medida condicionan el cultivo, son -entre otras- la tecnología disponible y la extensión de las explotaciones. Se requiere maquinaria especial (tanto para siembra como para cosecha) que no siempre está disponible y no se adapta a las pequeñas o medianas extensiones de tierra ni a los sistemas de regueras y acequias. En algunos casos, como colza o girasol, se recomiendan expresamente cultivos extensivos.

Por otra parte, Mendoza reconoce antecedentes favorables para la siembra de girasol, como productora de semilla híbrida para la Pampa Húmeda, pero eso no es lo mismo que producir para elaborar aceite con destino a biodiesel.
Lo cierto es que, a pesar de haber sido verificada la posibilidad desde lo agronómico de producir las especies vegetales en cuestión, y desde lo técnico de obtener biocombustible en algún caso, la ausencia de un mercado local mantuvo frenado el desarrollo de los agroenergéticos a escala comercial, en la región. Algunas empresas habían encarado proyectos de producción de oleaginosas, pero ya habrían sido relegados.

Núñez Mc Leod es terminante al afirmar que "los agroenergéticos que estudiamos, todavía no son económicamente viables en Mendoza". Esto incluye la colza, el girasol y la jatropha para la producción de biodiesel y el topinambur para la obtención de bioetanol. En este último caso, quienes están regulando el mercado, son los ingenios azucareros, que obtiene e carburante a partir de la caña.